Un siglo glorioso ha surcado el firmamento patrio con dos legendarios acontecimientos que hoy rememoramos plenos de inmarcesible orgullo castrense. El primero, sintetiza la heroicidad, audacia y osadía de quienes hace cien años iniciaron el vuelo magistral de la Aviación Militar en Venezuela, gestando lo que en la actualidad, es un insigne Componente de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana: potente, moderno, altamente capacitado, equipado, versátil, pero fundamentalmente, integrado por hombres y mujeres que, portando con honor y decoro su azul pizarra, despliegan impetuosa lealtad para resguardar la soberanía nacional y ser útiles a esta tierra de Libertadores.

El segundo suceso, exalta la determinación de esa épica gesta que llevó a cabo un grupo de insurgentes paladines del espacio soberano aquel 27 de noviembre de 1992, cuando en un acto de entrega, sacrificio y valentía, desplegaron sus alas libertarias de esperanza y dignidad para enfrentar a un régimen político moralmente degradado, cuya imposición de medidas neoliberales, había sumergido a Venezuela en la más profunda pobreza, injusticia y desigualdad. Fue esta urgente hazaña, junto a la rebelión del 4 de febrero del mismo año, la cantera incendiaria que fraguó la Revolución Bolivariana. Ya han transcurrido 28 años de aquel indómito levantamiento liderado por gallardos y bisoños combatientes, en virtud del cual, el Comandante Supremo Hugo Chávez decretó el 27-N como el Día de la Aviación Militar Bolivariana, demarcando su carácter nacionalista y popular.

Ambos eventos coinciden providencialmente, con el encuentro que un 27 de noviembre de 1820, dos días después de firmar los tratados de Armisticio y Regularización de la Guerra, sostuvieron el Padre de la Patria Simón Bolívar y el General realista Pablo Morillo en Santa Ana de Trujillo; hito histórico del cual se cumplen 200 años y que significó el reconocimiento de la Gran Colombia como Nación por parte del imperio español, en un momento cuando ya se avizoraba la victoria definitiva del Ejército Libertador.

Hoy, el patriotismo, la moral, la abnegación y el profesionalismo resplandecen en todos y cada uno de nuestros adalides, que fieles a los ideales de Bolívar, Zamora y Chávez, elevan en la inmensidad del éter su irrevocable decisión de consolidar y preservar nuestra integridad, trazando el rumbo hacia un horizonte emancipador, sin sucumbir a las pretensiones imperiales, sobreponiéndose al criminal bloqueo económico para mantener operativas las aeronaves y logrando –con todo su ingenio y voluntad de lucha– avanzar hacia la independencia tecnológica de todos sus sistemas de armas.

En este Centenario, deseo felicitar a todo el equipo humano que con admirable mística, espíritu de cuerpo y vocación de servicio, acrisolan los nobles objetivos históricos del Plan de la Patria, entre los que prevalece la defensa, expansión y consolidación del bien más preciado que hemos reconquistado después de 200 años: la independencia nacional. Asimismo, saludo con especial afecto y admiración, al Mayor General José Rafael Silva Aponte, valeroso oficial de la República que con inteligencia y templanza conduce con acierto y visión estratégica, el alto vuelo de las damas y caballeros del aire, guardianes de los cielos venezolanos.

¡Que el Supremo Creador y la Santísima Virgen de Loreto les bendigan por siempre!

¡Que viva la Aviación Militar Bolivariana!

¡Chávez vive!… ¡La Patria sigue!

¡Independencia y Patria Socialista!… ¡Viviremos y venceremos!

¡Independencia o nada! ¡Leales siempre!… ¡Traidores nunca!

Caracas, 27 de noviembre de 2020

VLADIMIR PADRINO LÓPEZ

General en Jefe