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Discurso del GJ Vladimir Padrino López, con motivo del 20° Aniversario de la CRBV y Presentación del Proyecto de Ley Constitucional de la FANB

Luego de la caída del bloque soviético, concretada en 1991, la superioridad militar de los EE.UU. rompió el equilibrio nuclear y el mundo se convirtió en unipolar, cuyo pateadero global impuso el neoliberalismo salvaje que se había diseñado a mediados de los años 80 por el denominado consenso de Washington, para exprimir los países del sur y así solventar sus déficits. Todo este proceso devino sin enfrentamientos bélicos convencionales, habiendo sido más eficaz el uso de la disuasión en el marco de la Guerra Fría, quizás obedeciendo aquel principio concebido por Sun Tzu hace 2500 años cuando aseguró que “El supremo arte de la guerra es someter al enemigo sin luchar”.

En ese orden de ideas, a los cuerpos militares de América Latina, pretendieron hacerlos pasar, de ejércitos regulares a servicios policiales, pautando desde el mismo consenso, que enfrentaran sus amenazas, como si fueran nuestras, y así borrar fronteras de soberanía, identificando con la hipocresía característica de la conducta imperial, al narcotráfico y el terrorismo como los enemigos a vencer. Por ello, no es fortuita la coincidencia histórica de la Rebelión Militar del 4-F de 1992, que encendió una flama de esperanzas ante un mundo imperial que amenazaba con imponer su totalitarismo militar, económico, financiero y tecnológico, utilizando nuestras fuerzas armadas como tontos útiles para sus designios.

El hecho hegemónico duró poco tiempo mientras el mundo se recomponía. Venezuela no dio la espalda a esa realidad. La historia tendrá que reconocer más temprano que tarde, el papel fundamental de nuestra nación, que con el liderazgo geopolítico estratégico del Comandante Hugo Chávez, contribuyó a intentar que el nuevo orden mundial descansara en una multipolaridad.

Justamente, el mundo está enfrentando una verdadera crisis en todos los órdenes, a la sombra, desde mi punto de vista, de cuatro grandes paraguas: el militar representado bajo la égida del poderío nuclear reflejado en una nueva carrera armamentista, el económico-financiero que dio sus primeras señales en la crisis bancaria y financiera del año 2008 en los Estados Unidos debido al colapso de la burbuja inmobiliaria derivando en una profunda crisis de liquidez y alimentaria en Occidente, seguida hoy por una intensa guerra comercial sin límites entre las grandes potencias económicas.

Por otra parte, a la sombra del paragua energético, emerge la lucha por el control geopolítico de las reservas de petróleo y gas fundamentalmente; y por último, el paragua tecnológico, que apunta hacia el desarrollo de la inteligencia artificial. La robótica es una de las tecnologías que dará forma al futuro inmediato del planeta y su relevancia es tal que Vladimir Putin ya avisó: “Aquel país que consiga liderar el desarrollo de la inteligencia artificial será el amo del mundo”.  Cabe entonces preguntarse: ¿Habrá sido el litio, este oro blanco que es una de las principales materias primas para estas nuevas tecnologías, el motivo del golpe de estado en Bolivia? Es bien sabido que el imperialismo norteamericano busca posicionarse en esta carrera y no descansará hasta hacerse con todos los recursos de esta vasta región.

Todo lo que he mencionado transita mientras el planeta toma rumbo al colapso climático que amenaza con destruir a la humanidad. En un mundo como éste, la crisis moral no está ajena a esta realidad y las caretas comienzan a caerse con desparpajo, colocando a la diplomacia y la multilateralidad en una condición vulnerable.  Esta coyuntura universal es el corolario de la crisis de hegemonía que estamos presenciando con la instauración de un nuevo orden mundial, a razón de un viejo orden unipolar, que negándose a morir, lleva a cabo acciones coercitivas, sin reparos en lo ético y lo moral. Ya advertía Gramsci, en su ensayo de la Crisis Histórica, que “En el tránsito de ese interregno surgen los fenómenos morbosos más diversos”; cualquier parecido con lo que está ocurriendo en Latinoamérica, no es mera coincidencia. ¡En qué momento le tocó a nuestro Comandante Chávez asumir su rol histórico!

Chávez llega al poder por la vía del voto y el ofrecimiento de un proceso que diseñara un nuevo proyecto de país. Tal compromiso se concretó un día como hoy hace 20 años, cuando nació la República Bolivariana de Venezuela, al ser promulgada la que, sin duda alguna, ha sido nuestra mejor y más avanzada Carta Magna. Es una obra maestra del Poder Popular Constituyente, pues el pueblo venezolano quiso organizarse a sí mismo, en un Estado democrático y social de derecho y de justicia.

Al concretar esta nueva Constitución y relegitimar las instituciones, Chávez, en el laberinto de su soledad, debe haberse preguntado, agotado el “Por ahora”: ¿Qué hago ahora?. Fue entonces cuando lo vimos tomar la decisión de recorrer primeros, segundos y terceros mundos para conocer e interpretar de primera mano la realidad posible de un mundo multipolar, pero especialmente para determinar cómo ubicaría a Venezuela en ese contexto. Es importante recordar, que la integración de los pueblos frente al imperialismo siempre ha sido atacada; no es casualidad que hace doscientos años los Estados Unidos del Norte se hayan dedicado a derrumbar el proyecto originario de Bolívar, tampoco es casualidad, que hoy se incrementen las arremetidas contra una Revolución que toma como bandera la solidaridad y entiende que la integración latinoamericana y caribeña, en palabras de nuestro Libertador, “Es la única garantía de independencia para nuestros pueblos”. ¡Estas agresiones no son solo por petróleo! Es porque la concepción filosófica del bolivarianismo es integradora y unionista por antonomasia, así como nuestra determinación patriótica y combativa heredada de nuestros libertadores. ¡He aquí la amenaza que representamos!

Una vez tenido el pulso del mundo, el Comandante Chávez se dispuso a reactivar la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), por el rescate de precios justos en el mercado internacional. Para ello, sin complejos visitó países y líderes, enemigos jurados del imperialismo contra todo riesgo. Es necesario resaltar, que con su visión cosmogónica del planeta y dimensión humana, asumió la tarea de levantar el Proyecto Bolivariano, uniendo el Sur para enfrentarse con fuerza, territorio, población y riquezas, al nuevo orden mundial que estaba gestándose desde el punto de vista multipolar, pues solos, hubiéramos sido devorados como pasto fácil de cualquier potencia mundial. En esa lucha estamos, por eso los gobiernos y los pueblos del mundo, están atentos a este proceso de resistencia que se niega a caer en las obsecuencias sumisas de la canalla de siempre.

Hoy pues, es un día de júbilo nacional, al celebrar dignamente 20 años de la victoria avasallante mediante la cual se aprobó la Constitución promovida por el Comandante Supremo Hugo Chávez, tan adversada en sus inicios, como atacada y violada en los años posteriores de su nacimiento por sectores reaccionarios de ultraderecha, a pesar de que el  Comandante, después de esta victoria, llamase a todo el país a la unión, a la reconstrucción, al trabajo, a la buena fe y a la buena voluntad para esta nueva fase republicana. Con este basamento jurídico, se retomaron los ideales del Libertador Simón Bolívar y se planteó la necesidad de refundar la nación, a fin de establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica, que permitiera romper viejos esquemas de gobierno, los cuales, lejos de buscar la “… Mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”, como diría el mismo Bolívar, solo se interesaban en su propio beneficio, asumiendo una actitud entreguista de nuestros recursos naturales y estratégicos a potencias extranjeras promotoras del neoliberalismo y el capitalismo salvaje.

La que ha sido catalogada como el mejor documento jurídico político de nuestra historia, es la carta de navegación en el rumbo indetenible del país hacia el Socialismo Bolivariano del Siglo XXI, pues con una clara orientación popular, visibilizando a los más desposeídos, posicionándolos y empoderándolos, recoge además, los principios y valores de libertad, solidaridad, justicia social, igualdad, paz, moral pública, preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político, así como la independencia y soberanía de la patria.

La nueva constitucionalidad, destaca por el grado de conciencia política que alcanzó la sociedad venezolana con su aprobación y posterior difusión, pues pasó de un rol pasivo a uno activo en cuanto a la toma de decisiones trascendentales; es decir, se hizo protagonista con su participación en la acción de gobierno a todos los niveles, devolviéndole al pueblo su soberanía absoluta.

La Constitución de 1999, también fue el punto de partida para que el Comandante Supremo Hugo Chávez, refundara a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, al incorporar una nueva doctrina, organización y equipamiento, así como elementos de carácter filosófico y funcionales basados en el Pensamiento Militar Bolivariano. Aunado a lo anterior, le concedió a la institución, para el mejor cumplimiento de su misión, la unificación en un solo cuerpo militar uniforme, acabando con la separación de distintas fuerzas, que funcionaban de manera anacrónica, pero preservándolas como componentes de un todo monolítico.

En este nuevo pacto social, también se preservó su carácter esencialmente profesional, sin militancia política. Le asignó la responsabilidad de garantizar la independencia y soberanía y asegurar la integridad del espacio geográfico, mediante las tareas de defensa militar, cooperación en el mantenimiento del orden interno y la participación  en el desarrollo nacional. ¡Sí! Participación activa en el desarrollo nacional. Vale recordar, que el 2 de febrero de 1999, en su discurso de toma de posesión como Presidente, Hugo Chávez señalaba: (Cito) “… Formaremos batallones agrícolas y batallones de sanidad… para abrir operaciones de guerra contra la miseria, contra la desnutrición, contra la desmoralización de un pueblo; (pero) los militares solos no llegarían muy lejos; yo invoco al espíritu nacional, invoco el alma nacional, invoco la buena voluntad de todos…” (Fin de la cita). Estas afirmaciones podrían considerarse el preludio de la consagración del principio de la corresponsabilidad entre el Estado y pueblo para alcanzar sus fines, que luego daría paso a la Unión Cívico-Militar, valor que hemos heredado de mi General del Pueblo Soberano Ezequiel Zamora. Asimismo, se consagró a la institución castrense, como eminentemente humanista, reencontrándose con el pueblo venezolano en un abrazo de solidaridad y amor, integrándose e incorporándose para luchar junto al pueblo en sus reivindicaciones sociales, abriendo las puertas de sus cuarteles, de sus hospitales, incluso cediendo terrenos militares para la construcción de viviendas dignas, solo por mencionar algunos ejemplos.

La máxima ley de la república incorporó a la Guardia Nacional Bolivariana como su Cuarto Componente, el cual desde entonces ha ejercido un rol protagónico en la preservación de la paz y la convivencia nacional, enfrentando con enormes sacrificios los intentos desestabilizadores de quienes han recurrido a la violencia política y vandálica, para atentar contra las instituciones y el sistema de gobierno legalmente constituido. ¡Qué orgullosos estamos hoy de la Guardia Nacional Bolivariana!

De igual forma, concedió a los militares en situación de actividad, el derecho a ejercer el sufragio de conformidad con el ordenamiento jurídico aplicable, exaltando de este modo, su condición de ciudadanos. También estableció criterios para lograr la transparencia y objetividad en materia de ascensos, considerándolos como un derecho, siempre que se cumplan los requisitos necesarios.

Ahora bien, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana viene evolucionando permanentemente en función de las políticas que define el Estado venezolano y las nuevas amenazas que surgen, muy especialmente, si tomamos en consideración el brutal asedio al que hemos sido sometidos por parte del imperialismo norteamericano y sus aliados, mediante la ejecución de una guerra multidimensional que engloba: bloqueo económico-financiero, medidas coercitivas unilaterales, robo de activos en el exterior, actos de terrorismo y desestabilización, promoción de golpes de Estado, entre otras acciones, todo lo cual atenta gravemente contra nuestra soberanía e independencia.

El rumbo que lleva el nuevo orden mundial amenaza con instalar nuevos regionalismos, resurgiendo  un neomonroísmo como estrategia para colonizar y dominar a Latinoamérica y el Caribe, a través de instrumentos lacayos del imperialismo, como la organización de estados americanos y su expresión guerrerista reflejada en el pretendido y obsoleto Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR).

En esta nueva fase nos preguntamos ¿Cuál será el  destino de la democracia de nuestra América? ¿Cuál será la estrategia dirigida hacia las Fuerzas Armadas y qué papel jugarán frente a estas intenciones? ¿Volverá la ley del garrote a través de dictaduras militares? ¿Lograrán dividir a Latinoamérica para retornar a las viejas y estériles confrontaciones? Sin lugar a dudas, desde Venezuela hemos visto las fauces de este demonio intentando dividir nuestra Fuerza Armada promoviendo guerras civiles y buscando nuevamente el triste papel de tontos útiles en las filas castrenses.

Hermanos latinoamericanos y caribeños, no caigamos en esa trampa, recordemos al poeta argentino, José Rafael Hernández en su poema Martín Fierro cuando nos decía:

Los hermanos sean unidos

Porque esa es la ley primera

Tengan unión verdadera

En cualquier tiempo que sea

Porque si entre ellos se pelean

Los devoran los de afuera

 Ante esta imperante realidad, sería un acto de estolidez no adaptar la institucionalidad del país para hacer frente a estas amenazas. Por tal razón, en este día histórico, en nombre de todas las soldadas y los soldados de la Patria, con insondable orgullo castrense, estamos presentando a consideración de la honorable Asamblea Nacional Constituyente,  para su revisión, análisis y aprobación, un proyecto para elevar el rango de Ley Orgánica a Ley Constitucional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, reforma ordenada por nuestro Comandante en Jefe, que ha sido estructurado con el fin de fortalecer, su carácter popular, traduciéndose esto en el fortalecimiento de la Milicia Bolivariana, creada e incorporada en la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana en el año 2008, la cual en palabras de nuestro Comandante en Jefe Nicolás Maduro Moros, es “El logro de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y la Unión Cívico-Militar”, y así derrumbar para siempre, los muros separatistas entre civiles y militares, promovidos por el modelo discriminador Puntofijista.

Quien no se haya percatado de que esa fusión ha sido determinante para enfrentar los embates de la guerra económica y el asedio imperialista, cuyo único objetivo es esquilmar nuestras riquezas, no ha entendido la magnitud de esa doctrina frente a lo que está sucediendo. De no existir la consolidación cívico-militar hace tiempo seríamos la nueva colonia norteamericana. Por eso, la necesidad de incorporar a la Milicia Bolivariana, como pueblo en armas, para fortalecer y complementar la capacidad defensiva de la Patria, en el marco de una estrategia defensiva nacional, dándole a cada hombre y mujer, un arma, un lugar y una misión, en cada calle, en cada pueblo, en cada comunidad, en cada comuna, en cada fábrica, haciendo, junto a los trabajadores y trabajadoras, a nuestra Patria, verdaderamente inexpugnable. Sepan, que para la fecha, se han registrado más de tres millones de milicianos y milicianas, que de manera voluntaria y decidida, acuden a la defensa de la Patria, en evidente respuesta a los embates de la Guerra No Convencional. El mundo entero y el mismo pueblo venezolano debe dar una correcta lectura a esta reacción de las y los patriotas. Definitivamente, Venezuela quiere paz, progreso e independencia nacional.

De igual manera, se propone en este proyecto, continuar con el fortalecimiento del Sistema Defensivo Territorial, adecuar la estructura de participación activa del sector defensa en el desarrollo nacional, contemplando la inclusión de una zona económica militar como instrumento de sustentabilidad y sostenibilidad logística. También se profundiza en los aspectos filosóficos y doctrinarios, ratificando su carácter bolivariano, popular, antiimperialista y antiologárquico en clara correspondencia con el ideario del Libertador consagrado en esta Constitución.

Así, mientras aquí continuamos defendiendo nuestras conquistas sociales y el derecho de vivir en paz, desarrollando los instrumentos que nos permitan mantener a Venezuela de pie, digna, independiente y soberana, se preguntan en el mundo ¿Por qué no han podido con la Patria de Bolívar? ¿Cómo ese pueblo resiste la arremetida inescrupulosa del imperialismo? ¡La respuesta está aquí! ¡En nuestra historia! ¡En nuestra Constitución! ¡En la Unión Cívico-Militar que es y seguirá siendo un medio determinante para la supervivencia de la Revolución Bolivariana!… De ser aprobado este proyecto de Ley Constitucional, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, fortalecerá su vida institucional y le dará mayor capacidad de respuesta para enfrentar las viejas y nuevas amenazas.

Mi Comandante en Jefe, orden cumplida, dejo en manos de la Asamblea Nacional Constituyente, este Proyecto de Ley Constitucional, y nuestro destino no es otro sino vencer por la Patria, por la paz y por la vida. ¡Nosotros venceremos!

¡Leales siempre!… ¡Traidores nunca!

¡Hasta la victoria siempre!


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